Dispónese que el Departamento Ejecutivo Municipal proceda a remitir información vinculada a la existencia de edificios de vivienda colectiva y/u oficina que hayan sido edificados con anterioridad al año 1982, más allá haber recibido con posterioridad modificaciones o ampliaciones.
A los efectos de cumplimentar lo solicitado se deberá informar los siguientes datos:
- Domicilio del inmueble y datos Catastrales.
- Datos del proyecto: cantidad de pisos, escaleras y existencia de subsuelos.
- Fecha de otorgamiento de Permiso de Obra.
- Fecha de otorgamiento de Certificado Final de Obra en los casos que existiesen.
- Si constare en el Legajo de Obra, tipo de servicios contra incendios con el que cuente.
- Inclusión de la edificación en registro de denuncias por siniestros internos y/o afectación a terceros por causas diversas. Fecha de tales registros.
FUNDAMENTOS:
El presente proyecto de comunicación tiene como objeto solicitar al Departamento Ejecutivo Municipal que proceda a remitir información vinculada a aquellos edificios de vivienda que hayan sido construidos con anterioridad a 1986 a los
fines de conocer cuáles son las condiciones edilicias, administrativas y dominiales de los mismos.
El mundo entero determinó en 2016 —durante la 3° Cumbre Mundial de Hábitat en Ecuador—, que el futuro de la vida de las personas deberá ser en las ciudades, y Santa Fe rubricó dicho compromiso. Pero para que esa premisa sea sostenible es necesario dotar de servicios a los grandes centros urbanos y regular su crecimiento con planificación.
Ante la falta de terrenos baldíos y la necesidad de viviendas, al igual que otras ciudades, Santa Fe se volcó a la construcción de edificios. El crecimiento de la construcción en altura en Santa Fe comenzó con el nuevo siglo. Así, se fue transformando la silueta de la ciudad, ocupando las muy escasas tierras vacantes y desplazando de a poco el tradicional perfil de casas bajas. En relación a lo antes mencionado, se puede establecer que durante la última década se construyeron más de 250 edificios en la Ciudad, del cual 113 de ellos se construyeron en los últimos años, con alturas muy dispares, siendo actualmente el más alto de 28 pisos, sumando 91 metros de altura. Además, según datos obtenidos de la Dirección de Edificaciones Privadas, entre 2011 y 2019, si bien los permisos de obra de más de 1500m2 no representaron cantidad sustanciales, en términos de cantidad de m2 construidos sí lo fueron, con un crecimiento exponencial a partir del año 2018.
La construcción de edificios constituye un crecimiento radical de las Ciudades.
Más allá de los impactos positivos a destacar, no se deben dejar de lado los aspectos relacionados con los mantenimientos preventivos/correctivos que los mismos deben tener y que deben ser informados, a fin de prevenir lesiones de sus habitantes, como así también, de los vecinos que habitan en sus inmediaciones. Si bien, previo a la
construcción de una edificación se deben presentar documentación para conceder su permiso edificación -según la normativa vigente- y posterior a su construcción se verifica y concede el permiso habitabilidad, esta documentación no se actualiza, haciendo que los espacios habitacionales se deterioren por su uso y sean considerados un peligro potencial para el lugar.
Si bien es difícil determinar el fin de la vida útil de una edificación, la norma ISO 15686-1 define la vida útil de un edificio como “el período de tiempo después de la instalación o construcción durante el cual un edificio o sus partes cumplen o exceden los requisitos mínimos de rendimiento para lo cual fueron diseñados y construidos”.
Otros autores (Gaspar 2002, Ferreira 2009) lo entienden como el punto en el tiempo en el cual la edificación deja de poder asegurar las actividades que en ella se desarrollan, por obsolescencia funcional, falta de rentabilidad económica o degradación física de sus componentes más determinantes. Si bien está condicionado por criterios de seguridad, funcionalidad y aspecto, el primero es el más importante, por lo que tiene un nivel de exigencia superior a los otros (Ferreira 2009). La norma ISO/IEC 2382-14 define la mantenibilidad como “la habilidad de una unidad funcional, bajo unas condiciones de uso dadas, para ser mantenidas, o restauradas a un estado en el cual puedan realizar sus funciones requeridas, cuando el mantenimiento es ejecutado bajo condiciones establecidas y utilizando procedimientos y recursos prescritos”.
En este marco, consideramos fundamental contar, en primer lugar, con datos que nos permiten detectar edificaciones de más de 40 años de antigüedad en la ciudad a los efectos de establecer planes y políticas públicas que permitan actuar en consecuencia y en el marco de lo descripto anteriormente. Así mismo, creemos que la clasificación de edificios encarados y materializados de formas particular y los que hayan sido gestionados por gobiernos Provinciales y/o Nacionales permitiría establecer acciones diferenciadas.
Por último, detectar edificaciones que a lo largo de su vida útil hayan presentado algún tipo de riesgo interno o hacia terceros, sea relacionado a la estabilidad de la edificación como al comportamiento de sus instalaciones y/o infraestructura, también permite generar diagnósticos concretos que permitan mirar hacia escenarios futuros.